Hacia el costado

 En un rincón secreto del corazón, dos almas se entrelazan, uno, con ojos brillantes, sueña con ella día y noche. La otra, sin saberlo, busca en otro abrazo su refugio, pero en su mirada, el verdadero amor aún se esconde.


Se cruzan, como estrellas fugaces, sus manos rozándose, pero sin tocarse jamás. Él piensa en ella al amanecer, al caer la tarde, mientras ella, en silencio, sufre por su ausencia pero a la vez es feliz cuando ambos se encuentran.


¿Qué destino les aguarda? ¿Un encuentro fortuito? ¿O seguirán sus caminos separados, como ríos que no conectan? En este juego de corazones, el amor se enreda, dos almas, dos destinos, y un solo sentimiento.


Así es la danza de los enamorados, a veces cruel, donde uno ama profundamente, y el otro, sin saberlo, busca en otros brazos lo que ya tiene en frente, y en ese desencuentro, se teje la tristeza y el deseo.


Pero quizás, en algún momento, los hilos se enlacen, y las miradas se encuentren, sin obstáculos ni dudas. Entonces, dos corazones se fundirán en un abrazo, y entenderán que siempre debieron ver hacia el costado.

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