Un ser , dos almas

En el abismo de sus ojos, anida el anhelo, donde el alma busca su refugio y su vuelo. En la mirada, un puente de fuego y deseo, donde dos almas se entrelazan sin rodeo.

Los ojos, faros que buscan en la noche, la chispa que encienda el corazón derroche. Y en el abrazo de las pupilas, el misterio, donde el alma se desnuda, sin criterio.

Así, en el fulgor de la mirada compartida, se funden dos mundos, sin temor ni medida. El anhelo se hace fuego, la pasión se enciende, y el alma, en su danza, al otro se encomienda.

Que los ojos sean puentes, no barreras, donde el alma se libere, sin ataduras sinceras. Y en el encuentro de miradas, se escriba la historia, del anhelo que se funde en un abrazo de memoria.

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